jueves, 6 de octubre de 2011

Llega la primavera. ¿Llegan las alergias?

La rinitis alérgica, enfermedad hermana del asma bronquial, es una patología caracterizada por la inflamación crónica de la mucosa nasal, sinusal y conjuntival, que se manifiesta por uno o más de los siguientes síntomas: hidrorrea (agüita que gotea por la nariz), estornudos en salva, picazón de nariz, ojos y paladar, obstrucción nasal y lagrimeo.
El común de la población asocia la llegada de la primavera con el comienzo de las alergias, especialmente la rinitis alérgica. Esto en realidad no es tan así, ya que las sustancias que producen alergia (alergenos) se encuentran, en su gran mayoría, presentes todo el año. La diferencia la establece la presencia de pólenes de árboles, gramíneas y malezas, que entre otros, se encuentran presentes en el aire en la estación primaveral. Estas partículas de polen pueden ser los causantes exclusivos de la rinitis, denominándose entonces rinitis alérgica estacional. Pero lo que más a menudo ocurre es que el polen sea el responsable de exacerbaciones estacionales en pacientes que padecen de rinitis alérgica perenne, es decir, la rinitis que se manifiesta durante todo el año, causada por múltiples aeroalergenos, y que en esta época del año se ve agravada por la inhalación de polen en aquellas personas sensibles al mismo.
Los causantes más comunes de la rinitis alérgica son los ácaros, un arácnido microscópico que vive en colchones, almohadas y en el polvillo doméstico en general, y poseen un potente alergeno en su materia fecal. En orden de importancia le siguen los pólenes anemófilos (árboles, gramíneas y malezas), hongos (vg. manchas de humedad en las paredes), epitelios de animales domésticos (vg. pelo y piel de gato, perro, conejo, plumas de aves, etc.) y algunos insectos como la cucaracha que también posee el alergeno en la materia fecal.
En los Estados Unidos la padecen más de 26 millones de personas y aunque no parezca una enfermedad muy importante, es la sexta patología crónica más frecuente. Se gastan más de u$s 1.500 millones anuales en su tratamiento, provoca anualmente 3,5 millones de días laborales caídos y 2 millones de días de clase perdidos. Todo esto origina un costo combinado de más de u$s 5.600 millones anuales.
En nuestro país el 41 % de los niños entre los 13 y 14 años alguna vez padecieron esta enfermedad según un trabajo publicado por el Dr. N. Salmún en el Journal of Allergy and Clinical Immunology del año 1996. Más recientemente, en el año 2007, una encuesta realizada en todo el país por la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica concluyó en que el 15 % de los argentinos mayores de 18 años padecen de rinitis alérgica.
La rinitis alérgica es comúnmente confundida con un simple resfriado, pero la diferencia fundamental es que en el caso de la rinitis la sintomatología se repite y el paciente pasa largos períodos “resfriado”, por lo cual, es muy importante la consulta al médico alergólogo, para comenzar un tratamiento adecuado y así aliviar los síntomas lo más rápido posible. Otra razón por la que es importante el tratamiento precoz es la reducción considerable que se logra en la posibilidad de padecer asma bronquial. Casi el 40 % de las personas que padecen de rinitis alérgica no tratada desarrollan asma bronquial en el transcurso de su vida.
A cualquier edad se puede comenzar a padecer la enfermedad. Hay niños que en sus primero años de vida ya presentan estornudos en salva, picazón de nariz y goteo nasal, como así también personas de la tercera edad que manifiestan los primeros síntomas; si bien es menos frecuente en este último grupo.
Es común que los pacientes cuenten con antecedentes familiares de alergia (asma, rinitis, urticaria, eccema, etc.), por tal motivo es conveniente que todos aquellos que posean padres, abuelos, hermanos o tíos sanguíneos con estas enfermedades consulten al médico en forma inmediata ante los primeros “resfríos prolongados”.
La rinitis alérgica se diagnostica mediante una minuciosa entrevista con el paciente y estudios complementarios como por ejemplo radiografías, análisis de laboratorio, examen de la mucosa nasal, pruebas cutáneas con los distintos alergenos aéreos, aunque esto último sea una práctica que realiza exclusivamente el médico alergista.
El tratamiento de la rinitis alérgica se basa en tres pilares. 1) La prevención; que consiste en evitar o disminuir los diversos factores que desencadenan la sintomatología (alergenos, cambios de temperatura, inhalación de sustancias irritativas, etc.). 2) Tratamiento farmacológico; básicamente dividido en dos tipos de fármacos; los preventivos, dirigidos a disminuir la inflamación de las mucosas, y los de rescate, fundamentalmente antihistamínicos y descongestivos que se utilizan en el momento de la crisis. En línea general se trata que la medicación antiinflamatoria sea de uso local (spray acuosos o polvo seco micronizado) para disminuir los efectos adversos, que son más frecuentes cuando se los suministra en forma oral. 3) Inmunoterapia; conocido vulgarmente como tratamiento de vacunas; está indicado en aquellos pacientes con alergia a aeroalergenos demostrada y que reúnan una serie de condiciones particulares. Como en el caso de las pruebas cutáneas, el tratamiento de inmunoterapia solo es realizado por médicos alergistas.
Como conclusión se puede afirmar que la rinitis alérgica es una enfermedad crónica que en la mayoría de los casos tiene un curso perenne con exacerbaciones en épocas de polinización. La rinitis alérgica estacional pura, si bien existe, no es la forma de rinitis más frecuente. Por lo tanto aquella persona que padezca de esta sintomatología, no importando la época del año, es aconsejable la consulta al médico especialista en alergia.
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http://www.alergia.org.ar/pacientes/index_pacientes.html

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